Al
abordar la problemática de la deserción escolar hacemos referencia a todas
aquellas dificultades que sufren algunos estudiantes y que los lleva
precisamente a abandonar sus estudios y por ende, a estancar por completo, su
proceso de formación académica.
Nadie
puede soslayar que, en lo que respecta al ámbito educativo guatemalteco, la
deserción escolar representa una seria problemática, puesto que en cada ciclo
escolar que transcurre, siempre se evidencian múltiples casos de estudiantes
que abandonan sus estudios por diversidad de causas, mismas que como ya se ha
venido explicando en apartados anteriores, pueden ser de naturaleza externa o
interna.
Cabe
destacar que en lo concerniente a la problemática de la deserción escolar, se
ha podido constatar, en el ámbito escolar guatemalteco, que son las niñas las
que resultan más afectadas por el problema, principalmente las mujeres mayas.
Muchas de ellas no pueden finalizar la escuela primaria, debido a la pobreza,
la carga de trabajo doméstico y las barreras culturales que lamentablemente, se
siguen imponiendo en la sociedad.
A
pesar que el acceso a los niveles de educación preprimaria, primaria y
diversificado en nuestro país se ha incrementado en los últimos años, no puede
negarse que los índices de finalización de la escuela primaria y secundaria,
así como el analfabetismo continúan entre los más altos de Latinoamérica.
Históricamente, la deserción escolar es un fenómeno relativamente reciente, dado a que aparece después de implantarse en la mayoría de los países una escolaridad obligatoria, y se acentúa precisamente, con el proceso de democratización de la educación.
Según
lo revela un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), las tasas de
deserción antes de concluir la educación secundaria oscilan en un 66% en el
caso del sistema educativo guatemalteco, lo cual resulta alarmante. A ello hay
que sumar el hecho que según dicho informe, en el contexto social guatemalteco,
muchos menores, desde los siete años, comienzan a asumir roles de trabajo
adulto, según el género y, en el caso de las niñas, a partir de que cumplen 12
años, en muchas comunidades rurales, optan por conseguir esposo y tener hijos a
temprana edad, lo que agudiza sin lugar a dudas, la problemática antes
expuesta.
Con
el afán de adquirir una noción clara respecto a la magnitud del problema de la
deserción escolar en Guatemala, puede inferirse que, de acuerdo con un análisis
realizado por Walter Menchú, del área de Educación, del Centro de
Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), del 2010 al 2012, en promedio,
215 mil niños desertaron de las escuelas. Si se toma en cuenta cuántos alumnos
ingresan al nivel primario y cuántos de ellos llegan a diversificado, sólo el
14.23% lo ha logrado en el período 2010-2012.
El
estudio señala también que en dicho período, los departamentos donde más se
concentra el problema de la deserción escolar en los tres niveles –primaria,
secundaria y diversificadoson Guatemala, Huehuetenango, Alta Verapaz, San
Marcos y Petén.
Con lo que se ha venido exponiendo,
claramente se evidencia que la situación de la deserción escolar en nuestro
país, es bastante compleja, puesto que un buen segmento de la población
estudia, pero debe abandonar la escuela por razones económicas; otros trabajan
para procurar el bienestar económico propio o de su núcleo familiar y ante la
falta de oportunidades, muchos son cooptados por delincuentes o terminan
recluidos en un centro correccional.
Aunado a lo ya expuesto, es fácil
comprender lo que señala el profesor Daniel Nelson, docente de filosofía, religión y ética, “la deserción escolar es consecuencia de la
implementación de una política educativa que no está acorde a las necesidades
del pueblo porque cientos de estudiantes a nivel nacional hacen esfuerzos
faraónicos para participar en el proceso de enseñanza y aprendizaje”.[1]


De lo anteriormente planteado, emerge
la necesidad que el Estado implemente y más aún, haga realmente operativas y
concretas, las políticas a favor de la niñez y la juventud, garantizando que
estos sectores de la población sean considerados el centro del desarrollo del
país, es decir, deben ser catalogados como una población prioritaria en todos
los pactos de Gobierno, con una mirada estratégica y protectiva, que asegure
para las próximas décadas, la tenencia a nivel de la sociedad, de personas
preparadas profesionalmente y capaces por ende, de dar respuesta a las
múltiples demandas y retos que impone la sociedad globalizada en la que nos
encontramos inmersos.
COSTOS SOCIALES DE LA DESERCIÓN
ESCOLAR
Tal como se ha venido sosteniendo, la deserción
escolar constituye un serio problema educativo que suele afectar en demasía, el
desarrollo de cualquier sociedad. Es además, un fenómeno social ocasionado por
diversas causas, ya sean políticas, económicas, familiares, institucionales,
entre otras, lo cual debe ser estudiado detenidamente, para determinar las
posibles soluciones, así como también, su prevención.
En este orden de ideas, no puede negarse que, cuando
una población experimenta limitaciones en el acceso a la educación o tiene
serias dificultades en lo concerniente a la permanencia en el proceso de
enseñanza y aprendizaje, su crecimiento
económico se ve limitado, ya que, cuando no se finalizan los ciclos educativos,
existen menos posibilidades de acceder a empleos bien remunerados y se perpetúa
el círculo de la pobreza.
Además, esto impide que la sociedad logre las metas
que piensa como ideales en otros aspectos diferentes al económico, pues se está
negando el saber y conocimiento que genera su sociedad, y empieza a ser
marginado en lo político, social, afectivo, etc. Del mismo modo, tiene menos
posibilidades de interactuar, de entender por ejemplo, las normas de convivencia, la toma de decisiones en grupo,
auto estima, entre otros.
Asimismo, el abandono o deserción escolar significa
una gran pérdida para el Estado, pues se desaprovechan los recursos invertidos,
la inversión no se traduce en mejor calidad de vida y se le quita la
oportunidad de educarse a otras personas. Además, el desertor al querer
reingresar limita los recursos de otros estudiantes o le significa posteriores
gastos al Estado al llegar a establecimientos públicos o demandar ayudas
sociales.
Con base a lo ya planteado, puede aseverarse
entonces que, además de las repercusiones académicas y económicas como
resultado de la deserción escolar, hay otras causas y consecuencias de índole
social que representan una tragedia anticipada, y sin duda, un duro golpe para
el desarrollo económico y social de Guatemala
Dichos costos sociales son los que se detallan a
continuación:
- Los
derivados de disponer de una fuerza de trabajo menos calificada y menos
«calificable», cuando las personas no han alcanzado ciertos niveles
mínimos de educación necesarios para aprovechar los beneficios de
programas de entrenamiento ofrecidos por el Estado o por las empresas. El
caso extremo es el costo social producido por la deserción escolar muy
temprana, que se traduce en analfabetismo.
- La
baja productividad del trabajo y su efecto en el (menor) crecimiento de
las economías.
- Los
mayores gastos en que es necesario incurrir para financiar programas
sociales y de transferencias a los sectores que no logran generar recursos
propios.
- La
reproducción intergeneracional de las desigualdades sociales y su impacto
negativo en la integración social, lo que dificulta el fortalecimiento y
la profundización de la democracia.
¿CÓMO EVITAR LA DESERCIÓN ESCOLAR EN GUATEMALA?
En lo que atañe a esta temática, cabe destacar en primera instancia que, todas las investigaciones que se han llevado a cabo sobre la realidad social y económica guatemalteca apuntan a que las deficiencias en educación, constituyen el principal obstáculo para elevar sustancialmente, la tasa de crecimiento económico y por ende, el nivel de productividad nacional.
Está comprobado que una mayor inversión en educación (rentable o redituable) se refleja positivamente en el crecimiento económico y la productividad. La experiencia en otros países ha sido que cada año adicional de escolaridad de la fuerza de trabajo ha redundado positivamente, tanto en el crecimiento económico como en la elevación del índice de desarrollo humano.
El lento crecimiento de la educación en Guatemala no solamente ha generado una mayor desigualdad educativa, sino que ha provocado que la fuerza de trabajo tenga actualmente 3 años menos de educación de lo que correspondería a los patrones mundiales, dados los niveles de desarrollo de la región.
Todos los indicadores educativos en Guatemala son verdaderamente preocupantes: Las tasas de matrícula son bajas, la inversión en capacitación y actualización del magisterio es mínima, muy pocos terminan la primaria y los que lo logran toman mucho tiempo y, en general, la inversión en educación es muy reducida.

Definitivamente, el potencial de crecimiento de la economía nacional podría ser bastante superior al actual si, finalmente, se hiciera un esfuerzo educativo que elevara, por encima de la tendencia actual, la escolaridad promedio de la fuerza de trabajo.
El esfuerzo educativo adicional impulsaría el crecimiento económico a través de dos vertientes: 1) aceleraría el ritmo de crecimiento educativo que ha sufrido una desaceleración importante con respecto a los ritmos del pasado; y 2) aceleraría las mejoras de productividad, ya que no solo se mejoraría el rendimiento laboral de los individuos, sino
que potenciaría los otros factores del desarrollo.
En consecuencia, la combinación de una reforma política e institucional del Estado junto a un esfuerzo educativo titánico, es la clave para que Guatemala pueda elevar significativamente su tasa de crecimiento económico, así como la productividad.
En este mismo orden de ideas y haciendo referencia específica a la problemática de la deserción escolar en Guatemala, puede aseverarse que existen varias acciones estratégicas que pueden coadyuvar a combatir o evitar el abandono escolar en el país, siendo algunas de ellas, las que se enuncian a continuación:
· El aumento de la cobertura de la matrícula escolar, que según diversos estudios, tiende a mejorar el rendimiento de los educandos en los primeros años de primaria, a la vez que reduce significativamente la repetición, uno de los factores que sin duda, más suele incidir en el abandono temprano de la escuela.
·
El cambio hacia sistemas de promoción automática
durante la enseñanza primaria o en los primeros años de ésta, que reduce la
extra edad, factor fuertemente asociado a la deserción escolar.
·
La introducción, ampliación y, en algunos casos,
mayor focalización de los programas y subsidios orientados a mejorar la
retención escolar, tales como: becas, entrega gratuita de materiales escolares,
programas de alimentación escolar y otros, sobre todo en las zonas rurales,
donde la problemática de la deserción escolar suele agudizarse.
·
El mejoramiento de la infraestructura escolar y la
disponibilidad de escuelas en zonas rurales apartadas, ya que una de las
razones frecuentes de inasistencia escolar en dichas zonas es la dificultad de
acceso a los establecimientos. En consonancia con esta acción estratégica, el
investigador Millán indica que “el
mejoramiento de la infraestructura escolar y la disponibilidad de escuelas en
zonas rurales apartadas, es muy importante porque dependiendo
del buen estado de los establecimientos, los estudiantes se sentirán cómodos
estando dentro y por ende, querrán asistir y culminar sus estudios”. [2]
·
El mayor involucramiento de los padres y la
introducción de incentivos para su participación en actividades de la escuela y
en el seguimiento de la situación escolar de los niños y de su rendimiento.
·
Aunado a las acciones estratégicas ya mencionadas,
no cabe la menor duda que el tema de la calidad de la educación que se brinda
en las instituciones escolares guatemaltecas también juega un rol sustancial,
puesto que la deserción escolar se relaciona en muchos sentidos con dicha
calidad en la educación, pues es difícil que habiendo estándares de calidad en
la enseñanza, haya alumnos que deserten.
Cuando no hay una verdadera calidad en la educación
escolar, el alumno no le encuentra el sabor a la educación, ni le encuentra el
sentido de la asistencia al centro educativo; se vuelve tedioso, aburrido y
monótono; hay una relación fría entre maestro y alumno. No hay una motivación
de parte del maestro para que el alumno aprenda, no hay una preparación en el
sentido de entender que él es un profesional de la educación y que de él
depende muchísimo el nivel educativo que ese niño vaya a conseguir. Los
esfuerzos que el alumno hace lo llevan a una frustración, a no encontrarle
sentido o motivo por el cual estar acudiendo a un lugar en donde se aburre,
donde hay una relación fría y distante con el maestro. Todo esto puede ser un
motivo bastante real del por qué la deserción escolar es una realidad grande,
presente, que no se ha podido disminuir y que incluso en ocasiones se ha
incrementado.
Por lo
expuesto, es que resulta indiscutible que la calidad educativa en Guatemala
implica el entendimiento que el maestro tiene como profesional de la educación
y asimismo, implica la satisfacción de las necesidades propias del alumno, es
decir, hacer que el educando descubra para qué tiene potencial en su vida
académica, en qué áreas tiene facilidades, dónde puede ejercitar sus
habilidades, etc.
Aunado a lo ya mencionado, no puede soslayarse que
en el ámbito educativo guatemalteco, debe darse énfasis a las acciones
estratégicas mencionadas y más aún, debe adquirirse una plena conciencia que la
educación es importante porque genera y potencia capacidades en las personas,
ayuda a mejorar los indicadores sociales al disminuir tasas de desnutrición y
fortalecer condiciones de salud. Asimismo, la educación reduce la pobreza,
mejora la inclusión social y condiciones para una mejor gobernabilidad y
participación democrática. Aparte de ello, mejora los ingresos en las familias
porque permite optar a mejores salarios.

[1]Nelson, Daniel.
Agosto 2012.
“Deserción Escolar” (En
línea) gt. Consultado el 11/04/2014 Disponible en: http://www.monografias.com/trabajos14/desercionescolar/desercionescolar.shtml.
[2] Aponte, Millán Pavón 1995. Estrategias efectivas para la Deserción
Escolar. Consultado: el 17/04/2014 (En línea) gt. Disponible en: http://www.monografias.com/trabajos22/desercion-escolar/desercion-escolar.shtml#ixzz2v2YjoL7R
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